DICIEMBRE
2015.
INICIO.
En España, la desesperada Paloma
sufre por la terrible enfermedad de su marido, Ignacio Govela, quien
al morir las llena de dolor a ella y su joven casta y bella hija,
Gabriela, quien vive un tórrido y fugaz romance con Enrique Pineda.
Pronto las dos mujeres descubren que el hombre las dejó en la ruina
y tras ello todas las puertas se les cierran por lo que la madre
intenta casar a su hija con Enrique pero los padres de este se oponen
al enterarse de que las mujeres han quedado en la ruina por lo que
las dos, desoladas, consideran mudarse a Campo Real, México, donde
tienen a una parienta lejana: Ana Bárbara Quintero, una vanidosa y
exuberante mujer tullida de vicios y frivolidad que comparte con el
apuesto y sensual Sandro Lagunes, ahijado de su marido, César De
Castro, quien lo recogió desde que era un niño y lo educó como si
fuera su hijo, preparándolo para que tuviese una mejor vida sin
sospechar que su vigorosa mujer lo corrompería y lo haría a su
imagen y semejanza hasta convertirlo en su amante. Cuando César
descubre la relación que existe entre su mujer y su ahijado, y que
ésta lo ha engañado y traicionado, le tiende una trampa para
desenmascararla y lo logra, por lo que decide que se divorciará de
ella y la dejará en la calle, que fue el lugar donde la conoció en
Madrid, antes de llevarla a vivir a su imponente hacienda. Pero Ana
Bárbara es inteligente y acude de inmediato a la bruja Belona para
pedirle un remedio con el que pueda dormir a su marido unas horas. La
hechicera le da una pócima y le advierte que un par de gotas son
suficientes para dormir a alguien pero si usa gotas demás podría
obtener resultados mortales. Ana Bárbara sin embargo desea a su
marido muerto y por ello pone una fuerte dosis en su bebida y lo
provoca para que la descubra fornicando con Sandro, situación que lo
agrava más y lo asfixia hasta llevarlo a su muerte lentamente, con
el nombre de su amada Olga en los labios. Tras haberlo asesinado, Ana
Bárbara disfruta de su victoria y en el funeral finge un inigualable
dolor que sorprende a los presentes, sobre todo cuando da al occiso
un beso de despedida en su último adiós. Sin embargo Verónica, su
madre, no le cree y sospecha que la mujer tuvo que ver con la muerte
de César, comprobándolo cuando al llegar a casa la mujer goza,
feliz, de que su marido por fin haya muerto para que ella pueda ser
la dueña absoluta de todo lo que a éste perteneció. Desde su
imponente hacienda hasta las tierras que la rodean, por lo que la
sombría Verónica, llena de frialdad, asegura a la perversa mujer
que aún siendo la dueña de todo el oro del mundo jamás dejará de
ser la ramera que siempre ha sido ni evitará el seguir pudiéndose
por dentro. Llena de furia Ana Bárbara calla a su madre, a la que
promete que dentro de muy poco disfrutará de los más inimaginables
placeres y por ser la dueña de casi todas las tierras de la zona
nadie le reprochará absolutamente nada. Celebra su triunfo dispuesta
a compartir con él todas las riquezas que ha heredado gracias a la
suerte que fornicando con Sandro, a quien promete que la dará
absolutamente todo cuanto quiera a cambio de que siempre permanezca a
su lado.
Verónica
admira un retrato de César, al que culpa de haber sido un estúpido
que como muchos hombres se dejó engañar por la belleza y la pasión
de una mujer hasta volverla su mayor debilidad y, por lo tal, su
destrucción.
Paloma
se comunica con Ana Bárbara, quien acepta recibirla temporalmente en
su hacienda cuando su prima le cuenta sobre su situación económica
y el poco dinero que recibirá al vender su casa. Al colgar el
teléfono Ana Bárbara goza y revela a Verónica que pronto podrá
desquitarse de todas las humillaciones que un día recibieron por
parte de sus parientas cuando estuvieron en la cima y ellas no tenían
ni siquiera que comer.
Olga
Torrado, ex amante de César, está segura de que éste fue asesinado
por Ana Bárbara tras descubrir los engaños de ésta y revelarle que
estaba dispuesto a huir con su joven amante a Europa, dejando a la
mujer en la miseria. Habla de esto con su ambicioso hermano, Danilo,
el cuál le aconseja que ponga los ojos en otro hombre rico del cual
ambos puedan beneficiarse, sin embargo Olga solo desea investigar qué
le sucedió a César, del cual ella todavía sigue enamorada,
dispuesta a comprobar que Ana Bárbara de Castro es una asesina.
Faustina
Lagunes, quien a pesar de su algarabía no puede valerse por si
misma, es una tacaña que se niega a dar riquezas a su único
pariente, Sandro, quien es su sobrino y consentido y el cual
constantemente la alegra contándole del amor que muchas mujeres
sienten por él y cómo juega con ellas y las desprecia pues él le
pertenece a una sola mujer mujer con la que tiene futuro mientras no
se case con ella. La mujer sabe muy bien de quién habla su sobrino,
al que advierte que si juega con fuego prestándose a los juegos y
placeres de Ana Bárbara de Castro, tarde o temprano se quemará en
un infierno en el que se podría condenar pues la mujer lo utilizará
solo para sus placeres y lo echará de su lado cuando ya no le sirva.
Esto no le importa a Sandro, quien desde hace tiempo en la hacienda
tiene un ardiente idilio con Tentación, una sirvienta que está
enamorada de él y por ello desprecia a Juan, otro empleado, nieto de
la bruja Belona y a quien su padre asegura que la muchacha jamás se
fijará en él pues está llena de ambición y desea convertirse en
señora casándose con Sandro, quien solo se burla de ella.
Ana
Bárbara propone a Sandro que enamore a su sobrina Gabriela y le
impida salvarse de vivir en la ruina en la que ahora se hunde junto
con Paloma, su madre. Pronto las parientas llegan a la hacienda y Ana
Bárbara se sorprende por la radiante e inigualable belleza de su
sobrina, a la que desde ese momento envidia y odia y la cual la
sorprende cuando le revela ser una ferviente católica que sueña con
consagrar su vida a Dios, mientras que Paloma no deja de lamentarse
con Ana Bárbara y Verónica sobre el estado económico en el que
Ignacio las dejó al morir.
Sandro
se acerca a Gabriela, impactándose por su delicadeza y
sorprendiéndose por su refinada y exquisita apariencia. Esto
despierta los celos de Tentación, quien se desahoga con Juan
, el cual le promete que siempre
aguardará a que ella le brinde aunque sea las migajas que le queden
del amor que siente por Sandro, quien jamás se casará con alguien
como ella.
Verónica
asegura a Paloma que si desea casar a Gabriela con alguien de
abolengo, su protegido, Sandro, es el indicado pues también ha
heredado gran dote de su difunto marido, César. Paloma queda
encantada al conocer al muchacho y al ser instalada en su habitación
hace planes para que Gabriela lo conquiste. La muchacha le recuerda
que ella desea dedicarse a la vida religiosa pero para Paloma lo
importante es que salgan de la miseria en la que ahora se han hundido
antes de que sea demasiado tarde.
Ana
Bárbara, acompañada por Sandro, se burla de sus parientas y planea
hacerles la vida difícil solo por diversión. Valquiria los
interrumpe para recordarle a su hija que una vez ella se vio peor que
ellas y ni casándose con un hombre que le diera poder y posición
social dejó de ser la vulgar ramera que siempre ha sido. Luego
Sandro se pasea por los jardines de la imponente hacienda de Verónica
y descubre a Olga nadando desnuda en la alberca por lo que se siente
demasiado atraído a ella. Se marcha al pueblo, donde se encuentra
con Danilo, a quien entera de la llegada de las mujeres y las
ambiciones de Paloma, quien para su edad todavía luce hermosa.
Danilo le recuerda a su amigo que el doctor Reinaldo Araujo lleva
años buscando esposa sin éxito por lo que quizás un aire europeo
le vendría bien.
Reinaldo
Araujo es un hombre apuesto y con mucho dinero. Lleva muchos años
solo y dedicado a su carrera médica y a la crianza de sus hijos,
Martín y Carolina, quienes siempre se han opuesto a que su padre se
case nuevamente y juran que no aceptarán una madrastra, siendo este
tema de discusión constante en la familia. Sin embargo Reinaldo
asegura que el día en que encuentre a una mujer digna de ser su
mujer, se casará, pues finalmente sus hijos son lo suficientemente
adultos para hacer su vida en solitario.
Verónica
no se separa un solo momento de Gabriela, a la que aconseja que
conozca a un hombre en todos los aspectos y después decida dedicar
su vida a “su Dios”. Sorprendida por el último comentario de la
mujer, la muchacha pregunta a ésta en qué dios cree ella si no en
el mismo que todos. Verónica evita seguir la conversación y asegura
a la muchacha que en cuanto ésta conozca la vigorosidad de Sandro,
quedará fascinada por él, pues la belleza del muchacho es diabólica
y capaz de hacer rendirse a sus pies a cualquier mujer.
Ana
Bárbara celebra una fiesta para dar a conocer a sus parientas ante
la sociedad de Campo Real. Cuando Reinaldo conoce a Paloma, queda
fascinado por ella y su sofisticada elegancia. Queda aún más
fascinado al conocer a Gabriela y descubrir que las mujeres provienen
de Europa y pertenecen a una familia distinguida, por lo que no se
separa un solo momento de la madre, a la que pide que lo deje
cortejarla. Paloma acepta y desde lo lejos es observada por Ana
Bárbara, quien asegura que tendrá mucho con lo qué divertirse con
la llegada de su prima. Propone a Sandro que enamore a la virginal
Gabriela, la cual es bella y desea ser monja. ¿Qué mejor que una
beata para llevar a cabo sus siniestros planes? El hombre se
rehúsa pero la perversa Ana Bárbara se las ingenia para
convencerlo, sin embargo el hombre se desfoga con Tentación, quien
le rompe toda la pasión cuando le dice que lo ama y desea ser su
esposa. Sandro le deja claro que ella siempre será la criada con la
que él se desfoga pero nunca será su esposa. Ella le hace una
escena y él le responde con una fuerte bofetada. Los observa Juan,
quien con lágrimas se resiste para no golpear al hombre y cuando
este se marcha intenta consolar a su amada Tentación, quien lo
rechaza.
Ana Bárbara no
hace más que sobajar a Paloma y acercarse cada vez más a la hermosa
Gabriela, dispuesta a desquitarse de su prima por los desprecios que
ésta le hizo cuando fuern niñas y ella y Ambrosía vivían en la
pobreza.
Danilo
y Carolina se aman pero su amor es imposible pues Reinaldo se opone a
que su hija ame a alguien que no tiene nada qué ofrecerle. Sin
embargo los muchachos se las ingenian para encontrarse a todo
momento, siendo descubiertos por Martín, quien se enfrenta al
muchacho para exigirle que deje en paz a su hermana. Carolina pide a
su hermano que no interceda.
Sandro
y Gabriela pasan mucho tiempo juntos pues él le muestra los
alrededores de la hacienda y la lleva a las cascadas y manantiales
del lugar, para divertirse. A ellos se unen Martín y Carolina,
quienes brindan su amistad a la muchacha y conviven con ella mientras
Paloma se las ingenia para verse a escondidas con Reinaldo, con quien
ha comenzado una relación que Ana Bárbara descubre y está
dispuesta a destruir llegado el momento. Pronto el hombre hace una
fiesta en la que anuncia a Paloma como su prometida, despertando la
ira de sus hijos quienes de antemano rechazan a la mujer, teniendo un
fuerte enfrentamiento con su padre, mismo con el que Ana Bárbara
habla en privado para decirle que sus hijos tienen razón y que
Paloma no es de fiar y se casará con él únicamente por su dinero
ya que su marido murió dejándola en la miseria.
La acusa de
practicar brujería y tener siniestros planes para deshacerse de
Martín y Carolina y quedar ella como la única beneficiada tras la
muerte del hombre, al cuál ya le ha comenzado a cavar una tumba.
Reinaldo se niega a creer en las mentiras de Ana Bárbara y la acusa
de ser cruel y envidiosa. Sin embargo Ana Bárbara, manipuladora,
termina convenciéndolo y le pide que no revele a nadie lo que le ha
dicho pues no desea verse perjudicada por las bajezas de su parienta,
mas lo alienta a deshacer su compromiso lo antes posible.
Desesperado, el hombre sale a tomar aire y descubre a Carolina
teniendo amo Madrid s con Danilo, al que amenaza con una escopeta,
disparándole mientras el muchacho huye y Carolina intenta detenerlo.
Aparece a Martín, quien asegura a su padre que si él se ha empeñado
en casarse con una viuda ambiciosa como Paloma, entonces sus hijos
son libres de amar a quienes les plazca.
Gabriela
conoce a Olga, quien le dice que Ana Bárbara no es la mujer
bondadosa que aparenta, si no un ser vil, sin escrúpulos que asesinó
a su propio marido para quedarse con su fortuna y su amante, Sandro.
Gabriela asegura que su tía quiere a su ahijado como si fuera su
hijo pero Olga está segura de que no es verdad y le aconseja que no
caiga en las garras de ninguno de los dos pues está segura de que
entre el apuesto joven y la viuda de Castro hay algo más que una
amistad pues César siempre lo sospechó. Es por sus sospechas y por
su sigilosa manera de espiar a la viuda que en una fiesta del pueblo
de Campo Real, la misma Ana Bárbara la enfrenta y la hace ver ante
todos como la ramera que intentó robarle al marido. Olga se defiende
pero todos la repudian por lo que se encierra en casa, donde Danilo
la consuela y le suplica que enamore a Reinaldo para que al ser una
señora de verdad todos dejen de mirarlos como apestados y él lo
acepte como prometido de su hija Carolina. Olga recrimina a su
hermano el pedirle semejante cosa como si ella fuera una vulgar
ramera, igual a la viuda de Castro.
Ana
Bárbara, quien se ha encargado de parecer una segunda madre para
Gabriela, le llena la cabeza a ésta de malos pensamientos sobre
Paloma, quien las descubre y pide a su hija que le diga qué es lo
que ha hablado con su tía. La muchacha se niega a revelarlo y
entonces Paloma acude a Verónica, a quien asegura sentir que en
realidad Ana Bárbara la desprecia pero no se lo demuestra
abiertamente. La vieja aconseja a su sobrina que tome regrese a
Europa e intente rehacer su vida allí antes de que sea demasiado
tarde pero la mujer no desea perder la oportunidad de volverse a
casar y recuperar una posición social que hasta hace poco ya había
creído perdida. Se sorprende cuando ante ella aparece Reinaldo, el
cuál le pide que hablen y le hace saber estar al tanto de que lo
perdió todo y solo desea utilizarlo para recuperar su posición
económica. Paloma asegura que eso no es verdad y el hombre no le
cree por lo que en cuanto este se marcha acude a reclamar a Ana
Bárbara, a la que acusa de soltar calumnias en su contra. Ana
Bárbara sostiene no ser una mentirosa ni calumniadora y acusa a su
prima de ser ella quien intenta abusar de la gente de buen corazón
como ella y Reinaldo, al que la mujer busca y le propone que la haga
su esposa por bienes separados pues ella se ha enamorado perdidamente
de él. Él acepta y hace saber a sus hijos que ha encontrado a la
mujer con la que compartirá el resto de su vida.
Carolina
sufre por el amor que siente por Danilo y asegura a Martín que si su
padre se empeña en separarlos ella no tendrá más remedio que huir
con el hombre de su vida. El hermano la apoya y revela estar
interesado en Gabriela, más no querer que la madre de esta se
convierta en la madrastra de ellos.. Carolina le aconseja que luche
por el amor que siente por la europea por lo que la busca. Gabriela
se da cuenta de sus intenciones y le revela que ella desea dedicarse
a la vida religiosa. Son espiados por Sandro, quien sorprende a la
muchacha en soledad y la besa repentinamente.
Ella se sonroja y lo
abofetea para luego revelar lo sucedido a Ana Bárbara, quien se ríe
de ella y luego felicita a Sandro, al que aconseja que no descanse
hasta que la muchacha le entregue su virginidad.
Olga
confiesa a Faustina estar segura de que la viuda de Castro es
perversa y cruel y que solo César estaba al tanto de ello, así como
de que es sierva del diablo y por esa razón toda la vida se ha
negado a visitar la iglesia del pueblo. Faustina también tiene esas
sospechas y teme por el destino de su sobrino Sandro al lado de esa
mujer, quien lo tiene cegado y trabajado de alguna forma para que él
no se aparte de ella. Olga le asegura que su sobrino y la viuda de
Castro son amantes desde hace mucho tiempo y que Leonel los descubrió
y por eso la mujer lo asesinó.
Mientras
hacen el amor, Ana Bárbara le pide a Sandro que la ayude a impedir
que Paloma y Reinaldo se casen, así como la ayudó a deshacerse de
César. El amante no desea ensuciarse las manos de sangre y por ello
Ana Bárbara le propone que intimide a su prima y le tiendan una
trampa en la que Reinaldo la descubra en brazos del joven y ardoroso
amante. Y así lo hacen, pues Sandro se empeña en asediar tanto a
Gabriela como a Paloma, a la que asegura haber enloquecido por ella.
Vanidosa, Paloma se deja llevar y se entrega a él en una vieja
finca, mientras Ana Bárbara hace saber a Reinaldo que su prometida
lo está engañando. El hombre acude a la finca y descubre a su
prometida, a la que toma de los cabellos y arrastra, acusándola de
ser una mujerzuela. Paloma sufre amargamente por lo que ha sucedido y
al llegar a casa es repudiada por Ana Bárbara, quien la abofetea y
la acusa por comportarse como una callejera y ensuciar su nombre. Le
exige que se vaya de su casa y la pobre Paloma se desahoga en
soledad mientras que su prima celebra con Sandro, al que felicita por
su nuevo triunfo. Después se entrega a su joven amante, quien la
hace sentir como nunca y tras ello son interrumpidos por Verónica,
quien dice estar segura de que todo fue un plan de ellos dos para
hacer sufrir a Paloma. Descarada, Ana Bárbara lo acepta y su madre
la abofetea.
Olga
se presenta ante Reinaldo, quien sufre por el engaño de Paloma y le
cuenta a la muchacha lo que sucedió. Ésta, al saber que Ana Bárbara
fue quien alertó al hombre, le hace saber que quizás todo se trató
de una trampa de la mujer pero el doctor está cegado por el
resentimiento y no desea escucharla. Olga entonces busca a Gabriela y
descubre que ésta no está al tanto de lo que ha ocurrido. Son
sorprendidas por Martín, quien desea insistir en enamorar a
Gabriela, cosa que Sandro descubre pronto y se enfrenta al muchacho,
al que advierte que la muchacha será para él. Martín lo reta a que
gane el mejor.
Ana
Bárbara se presenta ante Belona y le pide que haga un trabajo para
que ella pueda atrapar a un hombre hasta el punto de que él
enloquezca por ella. La mujer mata a una gallina negra e invoca a
satanás para que le de los poderes que necesita para llevar a cabo
sus perversos planes.
Verónica
intenta convencer a Paloma de que Sandro puede ser el hombre que haga
feliz a su hija y les devuelva a ambas el respeto de la gente así
como darles la vida a la que estaban acostumbradas antes de que la
mujer enviudara. Sin embargo Paloma ya no confía en el muchacho y
está convencida de que éste y Ana Bárbara confabularon un plan
para que Reinaldo la sorprendiera y rompiera su compromiso, por lo
que está dispuesta a llegar al fondo de todo e investigar porqué su
prima desea perjudicarla y comienza prohibiendo a su hija que tenga
cualquier tipo de relación con Sandro, confesándole que el muchacho
intentó seducirla para luego toparse con Olga, quien le dice creerle
cuando dice que Ana Bárbara le tendió una trampa y la pone al tanto
de que la mujer quizás pudo haber asesinado a su marido para que
este no se divorciara de ella al saber que Marco Flavio en realidad
es su amante.
ENERO
2016.
Juan consuela a Tentación por el desprecio de Sandro.
Se atreve a besarla y ella le corresponde. Son vistos por el ardiente
Sandro, quien después la sorprende a solas en una habitación y la
maltrata acusándola de ser una ramera. Tentación le deja claro que
si él se acuesta con cuanta mujer se le ofrece, ella hará lo mismo,
pues también vuelve locos a los hombres. Sandro intenta besarla pero
ella lo rechaza con fuertes bofetadas por lo que el hombre se
violenta y la hace suya por la fuerza.
Danilo
y Carolina viven tan intensamente su amor que ella decide entregarse
a él, en el campo, donde son descubiertos por Gabriela, a quien
Carolina alienta para que acepte ser la novia de Sandro, quien es el
soltero más codiciado de la región.
Ana
Bárbara seduce a Reinaldo y le revela estar interesada en él desde
hace mucho tiempo y que por ello le dijo la verdad sobre Paloma. Él
sin embargo la desprecia pues no puede fijarse en la ex mujer de uno
de sus mejores amigos, alarmándose cuando la mujer no hace más que
despotricar contra César y revelar haber estado al tanto de que el
hombre planeaba abandonarla para huir con su amante, Olga Torrado.
Reinaldo cae en el juego de la mujer y se la lleva a la cama, donde
ella se le entrega con profunda sensualidad al punto de enloquecerlo.
Sandro
convence a Gabriela de que su amor por ella es puro y desea mostrarle
las dulzuras de la pasión. La besa en un arrebato y ella se deja
llevar por lo que el muchacho la hace suya, alegrando a Ana Bárbara
cuando le hace saber que ha llevado a cabo su plan. La mujer ríe
llena de maldad disfrutando al creer que al haber abandonado Europa
para encontrar nuevamente la felicidad su prima Paloma termine de
hundirse en la vergüenza, jurando que no descansará hasta terminar
con todos y permanecer al lado de Sandro, el único que le ha
demostrado verdadero amor y lealtad a pesar de que Faustina aconseja
al muchacho que se cuide de la viuda pues ha investigado y, en
verdad, desde antes de que se casara con el difunto César, había
tenido problemas por sus extravagancias y creencias. Sandro cree que
su tía se ha dejado influenciar por la loca Olga, a la que exige que
deje de calumniar a Ana Bárbara cuando ella fue la amante de su
marido. Olga asegura que ella y César se amaron y él murió por
haber descubierto algo oscuro en la vida de su mujer, con la que no
tenía buena relación desde que descubrió que ésta había
enviudado dos veces en y que todos sus difuntos maridos fallecieron
de manera misteriosa. Furioso, Sandro advierte a Olga que si insiste
en perjudicar a la viuda de Castro quizás se reencuentre pronto con
su amado César... en el más allá.
Faustina
continúa con sus investigaciones y pronto descubre que la viuda de
Castro no era más que una vulgar ramera en el pasado y que estuvo
casada con dos hombres que murieron extrañamente, aunque nunca
heredó a ninguno. Busca a Olga, con la que comparte la información
y las dos deducen que si la primera esposa de César era una mujer
sana, entonces también debió morir asesinada.
Verónica
recuerda el pasado y todos los sacrificios que siempre ha hecho por
su hija, la cual es malvada por nacimiento. Sufre al recordar los
maltratos de su marido y la miseria en la que vivió durante muchos
años, empujando a su hija a la mala vida, por lo que se siente
responsable de que ahora Ana Bárbara sea una mujer perversa.
Olga
revela a Danilo creer que al igual que otros hombres Sandro está
embrujado y por eso Ana Bárbara lo maneja a su antojo. Danilo se lo
cuenta a sus conocidos y a Carolina, quien a su vez se lo dice a su
padre y hermano por lo que pronto en el pueblo se corre el rumor de
que la viuda de Castro tiene pacto con el diablo y muchos acuden a
linchar a Belona, acusándola de ser su cómplice. La bruja es
defendida por su nieto, Juan,
a quien la gente aparta de su camino para golpear a la mujer y luego
atarla y dirigirse a la hacienda de Castro, donde acusan a la viuda
de haber vendido su alma a satanás. Ella asusta a todos con escopeta
en mano y se estremece cuando la gente prende fuego a Belona, quien
arde en llamas y es salvada por su nieto, quien la lleva a una
clínica y suplica a Reinaldo que la salve, pero la anciana muere
inesperadamente.
Sandro
se asombra cuando Faustina lo presenta con Norma Quiroz una
investigadora que la ayudará a dar con la verdad que necesita y que
por ordenes de la anciana oculta al hombre el verdadero motivo de su
estancia en Campo Real. La tía por su parte aconseja a su sobrino
para que se deje conquistar por la mujer, con la esperanza de que el
joven se olvide para siempre de la viuda de Castro. Tan encantado
queda Sandro por la belleza y alegría de Norma, que cuando la ahora
enamorada Gabriela le confiesa que se ha enamorado de él desde que
le hizo el amor, él
no hace más que despreciarla y asegurarle que solo deseaba
desflorarla. La chica reacciona violentamente contra él y entra en
crisis por lo que Verónica decide cuidarla y le aconseja que se vaya
de Campo Real antes de que sea demasiado tarde.
Paloma
habla con Reinaldo, quien la desprecia y le revela que Ana Bárbara
le abrió los ojos para que supiera quién es en realidad. La mujer
busca a su prima y la acusa de querer hacerle daño incluso a través
de su hija. Ana Bárbara abofetea a su prima y le reclama el vivir
bajo su mismo techo y recibir su piedad y misericordia y a cambio
acusarla de algo tan grave. Ana Bárbara llora amargamente haciéndose
la víctima, mientras que la confundida Paloma se asombra cuando la
villana le revela que en realidad quiere hacerle daño y hacerla
pagar por todos sus insultos y humillaciones cuando fueron niñas.
Ambas mujeres sacan a relucir sus errores siendo Ana Bárbara la
perdedora pues Paloma le recuerda que fue tan muerta de hambre que se
tuvo que prostituir para poder comer y su madre la vendió con el
mejor postor. Ana Bárbara abofetea fuertemente a su prima, quien
luego habla con Gabriela y ésta le confiesa que se entregó a Sandro
y ahora este la ha despreciado.
Reinaldo
no permite que Carolina se vea con Danilo por lo que la muchacha
decide huir con su amor lejos de las imposiciones de su padre, quien
de inmediato emprende una búsqueda para encontrarla aceptando la
ayuda de Ana Bárbara, como prueba del supuesto amor que la mujer
siente por él. Se deja seducir por lo que la lleva a su cama, donde
ella le hace tomar una bebida que lo embruja y lo hace arder en
pasión por ella.
Sandro
y Norma
pasan tiempo juntos y son vistos por Paloma, quien enfrenta al hombre
y aconseja a la investigadora que no se deje engañar pues Sandro ha
hecho suyas a casi todas las mujeres de la región y es el amante de
planta de la viuda de Castro, quien a demás de ser una ramera,
asesinó a su marido y tiene pacto con el diablo. Sandro niega que
eso sea verdad pero aparece Olga y sostiene lo que Paloma ha dicho.
Sin embargo a Norma
poco le preocupan las habladurías de la gente y decide que está
encantada con el apuesto hombre, con quien nada desnuda en el
manantial, sorprendiéndolo por su belleza y atrevimiento mientras le
hace preguntas sobre Ana Bárbara, mientras que Paloma hace saber a
Gabriela del romance entre Sandro y la fuereña por lo que la
muchacha llora llena de sufrimiento. Su madre le propone que regresen
a España e intenten empezar de cero pero Gabriela se ha encaprichado
y no quiere separarse de Sandro.
En
España, Danilo y Carolina se enfrentan a unos maleantes que solo se
burlan de ellos por sus refinados modos de actuar. Los hacen sus
presos y pronto él hace amistad con uno de ellos, Ulises, quien
descubre que los chicos huyen de su familia y decide brindarles su
ayuda por lo que los hospeda en su humilde casa, en una vecindad.
Ana
Bárbara se presenta en la iglesia, provocando que el aire sople
fuertemente y los fieles se asusten. El sacerdote le da la bienvenida
peor no así la gente, la cual la acusa de ser sierva del diablo.
Todos son apoyados por Olga, quien se enfrenta a la mujer la cual la
abofetea asegurando que la aplastará como a un insecto,
sorprendiéndose cuando Olga le dice estar segura de que ella asesinó
a César al igual que a sus maridos pasados. La gente enardece por lo
que el sacerdote pide a la viuda de Castro que huya antes de que
ocurra una tragedia. Ana Bárbara se va pero se sabe descubierta por
lo que cree que debe tomar cartas en el asunto por lo que de noche
visita a Olga y tras discutir con ella la toma del cuello y la
asesina con sus propias manos para entonces incendiar su casa y huir
en silencio a casa de Reinaldo, a quien le pide que la haga suya y se
queda a dormir con él.
Gabriela
sorprende a Sandro al aparecer desnuda ante él. Le suplica que la
haga suya y él no se resiste por lo que incendia pasión y la mujer
le confiesa estar perdidamente enamorada. El hombre la besa y le
asegura que pueden ser amantes pero nunca cónyuges.
Juan convence a
Tentación para que le de una oportunidad y así ella intente olvidar
a Sandro. La muchacha acepta y pone todo de su parte pero siente que
la pasión que su amante siempre le ha hecho sentir no se compara
con la de ningún otro hombre.
Ana
Bárbara envenena cada vez más a Gabriela contra su madre y ha
convencido a Reinaldo de casarse con ella tan pronto como aparezca
Carolina, teniendo la aprobación de Martín, quien insiste en
visitar a Gabriela para enamorarla a sabiendas de que ésta está
enamorada de Sandro, quien oculta a Ana Bárbara el ferviente romance pasional que sostiene con Norma,
la cuál es instruida por Faustina para tener al muchacho comiendo de
su mano y así conseguir toda la información que necesitan para
hundir a Ana Bárbara, quien se alarma cuando Gabriela se siente mal
y al visitar al doctor Araujo se entera de que está embarazada.
Danilo
y Carolina viven su amor y ambos han conseguido trabajo gracias a
Ulises. La muchacha se comunica con Martín, quien le cuenta de la
muerte de Olga. Al enterarse Danilo sufre y cree que es tiempo de
volver a Campo grande a cobrar venganza pues está seguro de que Ana
Bárbara tuvo que ver con la muerte de su hermana por lo que a su
llegada alborota al pueblo para planear un linchamiento a la viuda de
Castro.
En
la hacienda se presenta Enrique, quien busca a su amada Gabriela y
sorprende a Ana Bárbara con su belleza, por lo que la mujer le
miente y ordena que su sobrina sea encerrada en su habitación
mientras ella intenta seducir al apuesto hombre, al que dice que
Gabriela ha abandonado Campo Real por unos días. La mujer es cortés
con el hombre, al que invita a hospedarse en su hacienda y dar un
paseo, seduciéndolo al punto que se atreve a besarlo. Él no cae en
sus redes y la rechaza, asegurando que su amor y su cuerpo pertenecen
a Gabriela. Proto el muchacho se encuentra con Paloma, quien se
siente feliz de verlo y lo lleva donde su hija, la cual abraza a su
ex enamorado, el cual le revela que la ha ido a buscar para casarse
con ella. Gabriela llora y le revela que está embarazada.
Sandro
exige a Gabriela que se deshaga del hijo que espera pero ella se
niega y jura que aunque él la rechace ella será madre. El hombre se
violenta y se atreve a abofetearla asegurando que no permitirá que
por el mundo se esparzan bastardos que luego quieran reclamarle su
paternidad y arrebatarle la herencia de la que goza. Gabriela lamenta
que para el hombre lo más importante sea el dinero. Dina después
asegura al muchacho que sus días están contados pues tarde o
temprano tanta vanidad y tanta ambición lo destruirán. La anciana
descubre que este tiene amoríos con Gabriela y se lo hace saber a
Ana Bárbara, quien se prepara para ir a enfrentar a su rival pero es
detenida por Reinaldo, quien asegura no poder vivir sin ella y la
besa apasionadamente. La mujer lo rechaza, así como sus caricias, y
le pide que nunca más la vuelva a buscar. Él le suplica que no lo
desprecie e intenta obligarla a besarlo pero son sorprendidos por
Sandro, quien defiende a la mujer, comprobando así el doctor que
Paloma tenía razón y Ana Bárbara y su ahijado son amantes. Les
grita lo abominables que le resultan y se va. Luego la mujer reclama
a su amante el tener un relación con otra mujer recordándole que él
le pertenece a ella. Él le reclama tener amoríos con cuanto hombre
se le cruza y rehusarse a ser su esposa, por lo que ha decidido hacer
su vida al lado de Norma.
Ana Bárbara lo amenaza con desenmascararlo ante todos si no deshace
su romance con la fuereña pues no está dispuesta a compartirlo.
Sandro la reta a que lo desafíe y entonces él la destruirá pues se
ha aburrido de ella y sus juegos sin sentido. El muchacho se marcha
con su amada Norma,
quien le revela saber todo sobre él y no estar dispuesta a permitir
más engaños y mentiras. El hombre culpa a Ana Bárbara por el
desprecio de su amada y jura que se vengará. Habla con Faustina,
quien le revela que ha sido ella la que contrató a Norma
para investigar a Ana Bárbara y han dado con su sucia verdad.
Suplica al muchacho que le diga que él no fue cómplice de la mujer
en el asesinato de César pero Sandro ni lo niega ni lo acepta.
Enrique
y Norma
se conocen y ambos simpatizan por lo que comienzan una amistad que se
transforma en algo más por lo que él abandona la hacienda para
instalarse en la misma posada en que la muchacha vive. Pronto hacen
el amor y ella le cuenta lo que sabe de Ana Bárbara y Sandro por lo
que lo alerta para que se aleje de ellos.
Carolina
y Martín intentan convencer a Danilo de que se abstenga de querer
cobrar venganza contra la viuda de Castro sin pruebas de que ella
asesinó a su hermana pues todo fue un accidente. Danilo está
convencido del crimen de la mujer pero Reinaldo le asegura que la
noche en que su hermana murió Ana Bárbara durmió con él, por lo
que no pudo ser la responsable de la muerte de Olga.
Paloma
enfrenta a Ana Bárbara, quien llena de rabia y harta de sus
acusaciones la sacude y abofetea en las caballerizas, donde la empuja
y Paloma cae sobre una pala que se le entierra en la cabeza,
perdiendo así la vida. Asustada, Ana Bárbara exige a Juan
que se deshaga del cuerpo y le jura que si llega a decir una sola
palabra lo matará. El muchacho envuelve el cadáver en un saco lleno
de piedras y lo arroja en el manantial mientras que Ana Bárbara escribe una carta de despedida dirigida a Gabriela, falsificando la
letra y firma de Paloma.
Carolina
le hace saber a Reinaldo que Danilo la ha cuidado y respetado y que
nunca le tocó un pelo mientras se ocultaron. Danilo habla con el
médico, quien decide aceptarlo como novio de su hija y se hunde en
el alcohol poco a poco al no poder olvidar a Ana Bárbara, a la que
busca y de rodillas le suplica que le haga en amor. Ella le propone
montar un caballo y se entrega a él encima de la bestia, mientras
cabalgan. Lo lleva al manantial, donde le dice que será la última
vez que se vean.
Reinaldo intenta hacerla suya nuevamente,
alcoholizado y ella lo empuja a las aguas, donde lo ahoga para luego
escapar en su caballo. La muerte del hombre llena de horror a su
familia y la cínica mujer se presenta al funeral para dar el pésame
a sus hijos.
Enrique
intenta convencer a Gabriela para que regrese con él a España y se
casen pero la muchacha se niega por lo que el hombre se despide de
ella.
Danilo
revela a Martín que Olga investigaba a Ana Bárbara pues estaba
segura de que ésta estaba detrás de la muerte de César de Castro.
Martín confiesa sospechar que su padre también murió por culpa de
la mujer, quien lo enamoró hasta el punto de obsesionarlo para luego
despreciarlo. Danilo entonces considera que la mujer puedo estar
detrás de la muerte de su hermana y la muerte del doctor Araujo y
acude a Sandro, al que exige que le diga qué es lo que sabe sin
lograr hacerlo decir nada. Marco Flavio alerta a Ana Bárbara, a la
que le asegura que ha cometido errores y al encontrarse el cuerpo de
Reinaldo también se encontró el de Paloma por lo que la mujer acude
a Juan
y le exige que le diga qué es lo que hizo con el cuerpo de su
prima, estremeciéndole cuando este revela que lo hundió en las
aguas del manantial. La viuda de Castro lo abofetea vilmente y lo
corre de su hacienda por lo que el muchacho pide a Tentación que se
vaya con él. Ella acepta, dispuesta a olvidarse de Sandro, quien
descubre su partida cuando la busca para desfogarse.
Norma
ha conseguido todas las pruebas para hundir a Ana Bárbara y se las
entrega a Faustina, de quien se despide para marcharse. Cuando la
anciana alerta a Sandro de la partida de la muchacha, este acude a
buscarla pero ya es demasiado tarde. Se emborracha y Ana Bárbara se
burla de él asegurando que no tiene más remedio que seguir a su
lado. En venganza el muchacho pide a Gabriela que se case con él
pero ella lo rechaza y se concentra en la desaparición de su madre,
revelando a Verónica sentir mucho miedo de que Paloma esté muerta.
La anciana exige a Ana Bárbara que le diga qué es lo que le hizo a
su prima y la muy cínica se lo dice.
Paloma
es enterrada y Gabriela sufre irremediablemente por su muerte. Es
consolada por Enrique, quien le pide que no lo piense más y se case
con él para que pueda darle un padre al hijo que espera y se olvide
de las desgracias que ha vivido desde la muerte de su padre. Ante
ellos aparece Sandro, quien da el pésame a la muchacha, la cual con
llanto le dice que Ana Bárbara no es buena y está convenida de que
mató a su mamá. El apuesto muchacho pide perdón a Gabriela, a la
que revela que la sedujo por ordenes de su tía, quien quiso hacerle
daño desde un principio. Promete que la ayudará a vengarse, pues
está en deuda con ella. Pronto el amante se presenta ante la viuda
de Castro, a la que confiesa estar cansado de su maldad asegurando
que se han convertido en enemigos por lo que de su parte todo el
mundo sabrá que ella no es más que una vulgar ramera y que por ello
su marido intentó abandonarla sin lograrlo porque también es una
asesina que se deshizo de él para no perder su fortuna, lo mismo que
hizo con sus dos anteriores maridos, temerosa a terminar como empezó
su travesía: En un modesto y vulgar burdel. Ana Bárbara lo reta a
que lo haga, segura de que puede vencerlo pero Sandro no le tiene
miedo y se marcha. Desesperada, la mujer intenta nuevamente seducir a
Enrique, al que pide que mate a su enemigo e impida que los separen.
Enrique la rechaza y la acusa de estar desequilibrada. La mujer no
tiene más remedio que actuar por su propia cuenta y cita a Sandro en
el cobertizo de su hacienda, donde se desnuda y le asegura que le
hará el amor como nunca. Él la rechaza pero la mujer se las ingenia
para seducirlo, asegurando que ya todo se terminó y no lo obligará
más a ser parte de sus juegos.
Los amantes hacen el amor y ella
pronto le clava un puñal en el corazón, asesinándolo. Luego riega
gasolina por todo el lugar y prende fuego, riéndose diabólicamente
sin sospechar que Danilo y Martín han alborotado al pueblo y todos
van en su búsqueda para lincharla. La mujer no sospecha que su
madre, Verónica, la ha visto asesinar a su amante y prender fuego
por lo que cierra la puerta del cobertizo con un candado, dejándola
atrapada en el fuego por lo que cuando la gente del pueblo llega se
horroriza al escuchar los alaridos de la mujer, mientras que Verónica
se entrega a las autoridades.
TIEMPO
DESPUES: Carolina y Danilo se casan llenando de felicidad a Martín,
quien continúa la carrera de su padre como médico de Campo Real. A
la felicidad se une Ulises, quien ha viajado desde Madrid para
celebrar con sus amigos.
Faustina,
muy enferma, no deja de pensar en su sobrino Sandro, culpando todos
los días a la viuda de Castro por su fatal destino.
Verónica
termina los días en una cárcel, arrepentida por la vida a la que
arrojó a su hija por necesidad económica.
Gabriela,
quien heredó a su tía Ana Bárbara, ha dado a luz a un precioso
niño y se ha unido al gran amor de su vida: Enrique, quien la
acompaña a entregar la hacienda de Castro a sus nuevos dueños para
marcharse los dos juntos, muy lejos.
Los
nuevos dueños de la hacienda son una joven familia que ha llegado
con sus pequeños hijos, los cuales encuentran en el sótano una
vieja pintura de una imagen aterradora, pues en ella aparece el
diablo casándose con una hermosa mujer. Esa mujer de la pintura no
es otra que Ana Bárbara... la viuda de Castro.
FIN
© LA VIUDA DE CAS DR. 2015Es un obra protegida y los derechos son propiedad de su autor.Se prohíbe su copia y reproducción parcial y/o totalasí como su contenido con fines de lucro.(R) 1999 (P) 2015